Hace muchos años se viene hablando sobre la temática del implante de chip sobre humanos, pues todo parece apuntar que esto ya se está dando.
Estos chips son de un tamaño de dos milímetros de cápsula, muy parecidos a un grano de arroz. Se introduce en el cuerpo mediante una aguja, utilizando una técnica que se ha desarrollado para veterinaria, para poner chips a los animales. El director de proyectos estratégicos de grupo del departamento de relaciones públicas de Kaspersky Rainer Bock , arremanga su brazo. Mira a un lado y a otro, a la cámara y a los periodistas, y específicamente a la persona de la aguja y al biohacker Hannes, que hará las veces de guía, explicando al público lo que va a suceder.
Rainer Bock estaba al tanto de que le implantarían un chip bajo la piel en directo pero sus ojos delatan inquietud . El hombre que maneja la aguja ya tiene varios chips implantados dentro de su cuerpo. Se dedica profesionalmente a colocar piercings, un proceso que es parecido a la introducción de un chip en el cuerpo humano.
El proceso es super rápido se coloca unos guantes negros y esteriliza la zona entre el dedo gordo y el índice de Bock, en el dorso de la mano. Pellizca la piel en varios puntos para probar. Ha encontrado el hueco, cerca del nacimiento del dedo índice la aguja se destapa., La punta es un tubo pequeño hueco de metal. Son varios milímetros de grosor. El tubito se pega a la piel y se aprieta el émbolo. Un solo clic y el chip ya está dentro. Después se coloca una gasa en la zona y listo. Bock ya es un biohacker.
La definición hace referencia a la idea de que estas personas hackean su propio cuerpo. Estos dispositivos no sólo sirven para identificarte, también se pueden abrir puertas o enviar información. El chip de Bock tiene un sentido experimental. Su empresa, Kaspersky, especializada en seguridad informática, quiere ver qué necesidades de protección tienen estos dispositivos y Bock se ha prestado como conejillo de indias.
El biohacker Hannes Sjöblad opina que el próximo paso de la tecnología son estos dispositivos que se introducen bajo nuestra piel. Es fácil seguir su lógica: después de los ordenadores han venido los smartphones y tras ellos los wearables. Cada vez físicamente más cerca. “Esto es evolución. Todas las cosas a nuestro alrededor se están volviendo inteligentes”, comenta Hannes.
Por 99 dólares se puede conseguir un chip para implantar bajo la piel. Es un dispositivo muy básico, con NFC para comunicarse con el exterior, como con un smartphone, y una memoria de 889 bytes. Esto es suficiente para desbloquear el smartphone del portador son con acerca la mano, abrir puertas de edificios o incluso las de un coche conectado. Se puede encender la luz solo con entrar a una estancia y, por supuesto, controlar el pulso o la temperatura controlar, algo que ya hacen los dispositivos wearable.
Hannes cree que incluso se podría pagar mediante el implante. Pero esto ya plantea más riesgos, pues se necesitaría almacenar la información de la tarjeta de crédito. Otro de los presentes durante la puesta en escena, Marco Preuss, investigador de Kaspersky, lanza una advertencia. “ La tecnología no es cien por cien segura, por muy simple que sea”.
Fuente: eldiario.es